Los procesos históricos
A lo largo de la historia han llegado numerosos pueblos al territorio que hoy ocupa España procedentes tanto desde el centro y este del continente europeo como de Asia Mediterránia o del norte de África: fenicios, griegos, cartagineses. Dentro de los pueblos autóctonos de la península podemos destacar dos grandes áreas culturales: los celtas en el centro y norte peninsular y los íberos en la costa mediterránea y el sur.
La conquista romana de la península y Baleares en el siglo tercero a. C. constituyó un hecho esencial porque supuso la aparición de la primera unidad política peninsular (los romanos consiguieron este espacio como una unidad a la que llamaron Hispania) y también la primera organización del actual territorio español en unidades administrativas.
Durante el tiempo que duró la romanización se sucedieron distintas divisiones provinciales acordes con las estructuras restructuraciones administrativas que se iban produciendo. La primera ordenación territorial se produce en el 197 a C con la división del territorio en dos provincias la Hispania Citerior y la Hispania Ulterior. La conquista termina con Octavio Augusto y en el 27 aC se divide en en: Lusitania, Bética, Tarraconensis, en un principio y luego se irán reduciendo los territorios (ver imagen 1 ).
Tras la reforma de Diocleciano en el siglo IV, Hispania quedó dividida en cinco provincias peninsulares: Gallaecia, Tarraconensis, CarthaginensIs, Lusitania y Baetica; una africana, Tingitania y más tarde se añadió otra insular, Baleárica. Al final del Imperio romano se creó una nueva demarcación administrativa, la Diócesis Hispaniarum con un vicario al frente. Esta división se mantuvo hasta el final del reino visigodo pero la dirección de las provincias será ostentada por un dux y se producirá una intensa ruralización.
La conquista musulmana (711) supuso un profundo cambio y rompió los intentos de unificación. La península y Baleares quedan divididas en dos grandes zonas, con dos sociedades, dos culturas y dos religiones diferentes: la zona cristiana al norte y la musulmana al sur. La extensión de cada una de estas áreas fue variando con el tiempo:
- En los primeros siglos de la edad media los cristianos ocupaban una estrecha franja franja norte dividida en distintas entidades políticas, reinos y condados.
- Al mismo tiempo al Andalus se extendía por todo el territorio al sur del Duero y formaban un único
Estado que atravesará diferentes etapas: emirato dependiente (711-755); Emirato independiente (756-929); el califato de Córdoba (929-1031): la desintegración en reinos de taifas, los periodos almorávides y almohadas y el reino Nazarios de Granada hasta el año 1492
A partir del siglo XI la situación se invirtió y los reinos cristianos fueron ganando cada vez más territorios a los musulmanes; es el proceso conocido como reconquista y repoblación por parte de los reinos cristianos que durará hasta el siglo XV.
Este largo proceso se puede decir que será el germen de la futura configuración de España. Así a finales de la edad media, el territorio de forma España estaba configurado en cinco entidades políticas: la corona de Castilla, la corona de Aragón, Portugal, Navarra y el reino nazarí de Granada.
A pesar de que se produce el matrimonio de los Reyes Católicos en 1469 los reinos de Castilla y de Aragón van a seguir manteniendo sus características propias produciéndose una unión dinástica posteriormente pero la monarquía en el caso de los Reyes Católicos será una monarquía dual. A estos territorios se les va a unir en este tiempo el reino nazarí de Granada en 1492, se va a incorporar también Canarias algunas plazas africanas la anexión del reino de Navarra en 1512 y posteriormente pues todos los territorios conquistados a raíz del descubrimiento de América.
La monarquía hispánica presentaba un carácter unitario de cara al exterior pero internamente no llego a constituirse como un estado unificado pues cada reino mantuvo su estructura jurídica propia. Cada reino tenía sus propios fueros ,sus propias cortes y sus propias políticas. Esta estructura continúan los siglos XVI y XVII con los reyes de la casa de Austria.
Los territorios de ultramar se incorporaron al modelo de organización de La Corona de Castilla como una extensión de ella. Se utilizó el sistema de virreinatos, en principio 2 y luego pasaron a 4 (Nueva España, Perú, Nueva Granada y Río de la Plata)
En el siglo XVIII con la llegada de los Borbones al trono de España se produjeron cambios importantes en la organización territorial. Felipe V, influido por la política centralista francesa, intentó solucionar los problemas que arrastraba el país desde el siglo XVII estableciendo un estado centralizado mediante los Decretos de Nueva Planta. Los territorios de la corona de Aragón perdieron sus leyes e instituciones propias no así el País Vasco y Navarra, que las conservaron por haber apoyado al rey en la guerra de Sucesión. El territorio paso a organizarse en nuevas unidades administrativas, dividiéndose en capitanías generales, intendencias o provincias y corregimientos.
En el siglo XIX, la guerra de la independencia contra la invasión francesa generó un sentimiento de unidad. No fue una lucha solo política, en la que combatió el ejército, sino también una guerra nacional, donde participó activamente todo el pueblo. Durante la etapa napoleónica se dividirá el territorio en circunscripciones subdivididas en prefecturas y suborefecturasque atendían a criterios geográficos y no en la evolución histórica de cada lugar. En 1812, además se promulgó en Cádiz la primera constitución liberal en la que se sentaron las bases de la nación española y se estableció la división del país en territorios jurídicamente iguales (provincias), teniendo en cuenta sus características geográficas e históricas. También se estableció que la realización municipal de las poblaciones españolas se realizaría mediante los ayuntamientos y se crearon también las diputaciones..
Un nuevo paso hacia la organización territorial de España será el 30 de noviembre de 1833, durante la regencia de María Cristina, cuando se promulgó un Real decreto firmado por Javier de Burgos ministro de fomento, por el cual España quedaba dividida en 49 provincias.
Posteriormente se introdujeron pequeñas modificaciones, la principal tuvo lugar en 1927 cuando se pasó de 49 a 50 provincias al dividirse la de Canarias en dos Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas
Al siglo XIX se le conoce también como la era de los nacionalismos y de ello no es ajeno España cuando empezaron a surgir un fuerte sentimiento regionalista que se manifestó en los movimientos forales carlistas y federalismo de la primera República y movimientos de carácter nacionalista sobre todo en Cataluña, País Vasco, Galicia y en menor medida en Andalucía y Valencia
La constitución de la segunda República en 1931, estableció un nuevo modelo territorial, atendiendo a la revindicaciones de los nacionalistas.
En 1932 se aprobó el estatuto de autonomía de Cataluña y en 1936 en el País Vasco. El estallido de la guerra civil española en julio de ese año para él son los proyectos de autonomía que se habían iniciado en Galicia, Aragón, Castilla la Vieja, Valencia, Baleares y Andalucía.
Durante la dictadura franquista desde 1939 a 1975, se rechazó el regionalismo autónomo y se volvió al Estado centralizado y se mantuvo la división administrativa regional