A lo largo del siglo XX, España ha sufrido destacados cambios, tanto en la demografía como las actividades económicas. Éstos han dado lugar a un importante evolución demográfica y económica que ha acentuado su diversidad humana.
Evolución demográfica. Durante el siglo XX, la población española aumentó más del doble, al pasar de 18 millones de habitantes en 1.900 a 4.847.371 en el año 2001. Los contrastes demográficos en el territorio español se deben el crecimiento y la distribución desigual de de la población.
a)El crecimiento de la población. El crecimiento más importante se produjo en el año 1900 y la década de los años 70, con un crecimiento natural elevado a causa de la alta natalidad y del descenso generalizado de la mortalidad. A partir de mediados de la década de los años 70 el crecimiento de la población fue menor debido al descenso de la natalidad.
Los movimientos migratorios. España ha pasado de ser un país de inmigrantes a recibir cada vez más inmigrantes. Las migraciones, junto con el crecimiento natural de la población, permiten conocer el crecimiento real de esta. Hasta bien entrado el siglo XX, un gran número de españoles emigró a América Latina en. En la década de los años es 60, unos 2 millones de españoles emigraron a Europa a causa del desequilibrio entre una población en crecimiento y los escasos recursos económicos. La mayoría de los emigrantes procedían del campo y de las regiones menos industrializadas del NW, el centro (excepto Madrid cierra) y el sur. Al mismo tiempo se produjo la emigración del campo a la ciudad en todo el territorio español, sobre todo de los núcleos rurales menos desarrollados a las grandes ciudades industrializadas. Esta es una de las razones por las que el crecimiento de la población fue mayor en unas regiones que en otras.
La tendencia actual de crecimiento. En la actualidad, la natalidad continúa siendo baja, mientas que la mortalidad ha crecido algunas comunidades a causa del progresivo envejecimiento de la población, que ha provocado incluso un crecimiento negativo. La tasa de fecundidad en 1997 fue una de las más bajas del mundo. Las comunidades con mayor crecimiento de población en 1998 fueron Andalucía y Murcia, más los dos archipiélagos, Baleares y Canarias debido a que tienen una natalidad más elevada que el resto. Por su parte, las de crecimiento negativo fueron Castilla y León, Aragón, Asturias y Galicia, con una natalidad más baja. A partir de 2000 el crecimiento sigue manteniendo las mismas pautas con respecto a la natalidad pero se ha suavizado el crecimiento negativo gracias a la afluencia de inmigrantes con comportamientos demográficos de altas tasas de natalidad. En cuanto a los movimientos migratorios en la actualidad llegan inmigrantes a la península procedentes de América Latina o del norte de África y de Europa del Este, la mayoría en busca de trabajo. Muchos de ellos se quedan en España, otros cruzan la península para llegar a otros países de Europa. La entrada de un mayor número de inmigrantes extranjeros ha sido otra de las causas del crecimiento de población en comunidades como Cataluña y Madrid o Baleares y Canarias. En el caso de los dos archipiélagos, los inmigrantes llegaron atraídos por el desarrollo del turismo o, como ocurre en Canarias, por cercanía al deprimido continente africano. Esta última situación provoca grandes presiones poblacionales en las islas. Otras comunidades, como Murcia y Andalucía, registrado regreso de alguno de los emigrantes que marcharon en las décadas de los años 60 y 70 a otras regiones españolas.
b) La distribución de la población. Las características más destacable de la distribución de la población en España con son el contraste entre el interior y periferia y entre el campo y ciudad. La población se reparte de forma desigual por todo el territorio español. Las zonas más pobladas y con mayor densidad coinciden con la periferia, es decir, con las regiones del litoral, a excepción de algunas ciudades como Madrid, Sevilla o Zaragoza. Éstas zonas contrastan con el interior, que ha perdido población y presentó una menor densidad de población. La principal causa de esta desigualdad es la concentración, en los grandes núcleos urbanos, de población procedente de las zonas rurales. Este fenómeno, que empezó en los años 60 debido al desarrollo industrial de las ciudades, se ha mantenido y aumentado los años posteriores. En la actualidad, muchos pueblos del interior peninsular tienen poca población o incluso están abandonados. Las ciudades de España con mayor número de habitantes son: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Zaragoza.