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La intervención humana y sus consecuencias geográficas.

LA INFLUENCIA NATURAL

Aunque el progreso tecnológico reduce la influencia del medio natural sobre las actividades humanas, este todavía ejerce una notable influencia sobre éstas. No podemos olvidar que es, al mismo tiempo, un factor positivo puesto que aporta recursos para el ser humano, y negativo, por los riesgos naturales que representa.
1. Influencia del medio en la actividad humana
El medio natural, además de constituir el hábitat, proporciona al ser humano recursos para satisfacer sus necesidades.
El relieve influye sobre el poblamiento que tiende a situarse en zonas llanas. Asimismo, condiciona los aprovechamientos agrarios pues las áreas bajas son más adecuadas para el cultivo y proporciona recursos minerales y energéticos. Además, condiciona las vías de comunicación y el transporte. En general, en España el relieve no es muy favorable pero en ocasiones constituye un atractivo para el turismo debido a su singularidad y su valor paisajístico.
El clima también incide sobre la población y su hábitat, pues el ser humano tiende a concentrarse en las zonas más apacibles. Influye igualmente sobre la actividad agraria, favoreciéndola en las áreas de temperaturas suaves y dificultándola en áreas de temperaturas extremas y de escasas precipitaciones, que obligan a recurrir a técnicas de regadío y cultivos bajo plástico. En el caso de España, además, las condiciones atmosféricas representan una importante fuente de energía renovable, a través del viento (energía eólica) y de la radiación solar (energía solar).
La existencia de agua es igualmente fundamental y atrae los asentamientos humanos, bien para su consumo directo –agricultura, uso doméstico,etc.– o para otros usos como la producción hidroeléctrica, la acuicultura o los deportes náuticos. En España, donde los recursos hídricos proceden principalmente de las precipitaciones, existe en buena parte del territorio un déficit hídrico derivado de la irregular distribución de las precipitaciones, de las deficiencias de las condiciones y de la desigual distribución de la demanda. Ello obliga a costosas obras de infraestructura, como trasvases, embalses o plantas desaladoras.

El aprovechamiento de los recursos hídricos requiere realizar obras hidráulicas, es decir, infraestructuras o instalaciones destinadas a captarlos, almacenarlos, transportarlos y tratarlos. En España, algunas cuentan con una larga tradición histórica y otras son de desarrollo reciente.
a) Las aguas supericiales, sobre todo los ríos, se aprovechan mediante embalses, canales y trasvases.
1. Los embalses son grandes extensiones de agua almacenada artificialmente detrás de una presa o barrera transversal a la corriente. Su número ha aumentado desde principios del siglo XX hasta sumar más de 1 300 (1 383) ya que se han aprovechado los desniveles de los ríos principales para su ejecución. Se utilizan para la producción de electricidad; el regadío agrario; el abastecimiento urbano e industrial; y la regularización del caudal de los ríos para evitar inundaciones; algunos tienen además
usos recreativos como la natación, la pesca o la navegación. No obstante, los embalses presentan ciertos problemas. Son caros. Se aterran por la acumulación de sedimentos que hacen que disminuya su capacidad. Algunos no son rentables por haberse construido en áreas con insuficiente alimentación de agua o fuerte evaporación; o por proporcionar riego a producciones excedentarias en la UE. Provocan impactos sociales, como la inundación de pueblos y tierras de uso agrario. Y causan alteraciones medioambientales, al modificar el caudal de los ríos y reducir su aportación de sedimentos. Por eso, en la actualidad no se prevé la construcción de un número significativo de nuevos embalses.

2. Los canales de distribución de agua suman más de 15 000 km. Su principal problema son las fugas causadas por la antigüedad o el mal estado de muchos tramos.
3.Los trasvases son transferencias de agua entre cuencas excedentarias y deficitarias. En la actualidad funcionan 38, entre los que destaca el del Tajo-Segura. Algunos generan conflictos entre las zonas receptoras y las zonas suministradoras del agua.
b) Las aguas subterráneas se aprovechan mediante pozos y galerías para usos agrícolas, industriales y urbanos, especialmente en el sur y el levante peninsular, Baleares y Canarias. Su utilización permanente no es siempre viable, por lo que resulta necesario coordinar las extracciones con los recursos supericiales.
c) Otros recursos hídricos, como el agua desalada o el agua depurada, se aprovechan en las áreas con mayor escasez, como el litoral levantino peninsular y las islas Baleares y Canarias.
1. Las plantas desalinizadoras obtienen agua dulce a partir del agua del mar o del agua salobre, subterránea o superficial. Se emplea para uso doméstico, industrial y agrícola. España ocupa el primer lugar de la UE en desalinización, con más de 700 plantas. Los principales problemas de esta técnica son el elevado coste de las instalaciones, aunque con ten-
dencia a reducirse; el alto consumo energético; y la eliminación de la salmuera.
2. Las estaciones de regeneración de aguas residuales —ERAR— tratan el agua depurada para reutilizarla en usos que no requieren agua potable, como el riego agrícola y urbano, la industria, el mantenimiento de caudales fluviales mínimos, o la recarga de acuíferos. El principal problema son las reticencias de los regantes por miedo al rechazo de sus productos. Por ello, España cuenta con un plan para impulsarla.
d) Las obras para tratar los recursos hídricos son las plantas potabilizadoras, que tratan las aguas que se van a beber, y las plantas depuradoras, adonde van las aguas residuales para evitar que contaminen.

Los recursos hídricos españoles se regulan por la Ley de Aguas, que organiza su gestión y planiicación.
1. Los planes hidrológicos de cuenca determinan los recursos, necesidades y obras de cada demarcación hidrográfica. Son elaborados por las confederaciones hidrográficas en las cuencas intercomunitarias y por los gobiernos de las comunidades autónomas en las cuencas intracomunitarias.
2. El Plan Hidrológico Nacional coordina los planes de las cuencas y diseña las actuaciones generales. Es elaborado por el Estado y sus objetivosse proponen cumplir la normativa europea (Directiva Marco del Agua).
3. Asegurar el suministro de agua a todo el territorio español incrementando las disponibilidades para satisfacer la demanda y conseguir un desarrollo regional equilibrado.
4. Garantizar el uso racional del agua con el fin de asegurar su disponibilidad a largo plazo; así como su calidad y buen estado ecológico para proteger la salud humana y de los ecosistemas.
5. Paliar los efectos de las inundaciones y las sequías mediante la planificación y las obras necesarias.


La vegetación es un recurso de importancia capital, pues absorbe el CO2 de la atmósfera y libera oxígeno, amortigua los ruidos, reduce la evaporación, protege el suelo de la erosión• y favorece su fertilidad aportando humus. Además, proporciona alimentos para personas y animales, materias primas –fibras vegetales, madera, celulosa– y energía, siendo también un elemento destacado para las actividades recreativas. Su biodiversidad se ve amenazada por la actividad humana, que altera los hábitats naturales, y por la selección genética en la agricultura y la ganadería.
Los suelos también influyen sobre el poblamiento y las actividades agrarias, dado que los más fértiles han atraído a la población y son mejores para el aprovechamiento agrícola. En España, en general, los suelos no
son demasiado favorables.

2. Los riesgos naturales
Son los que proceden del interior de la Tierra, que se manifiestan en forma de seísmos y erupciones volcánicas, o del exterior como pueden ser los desplazamientos de laderas, las sequías, las inundaciones y la erosión.
Los seísmos son bruscos temblores de la corteza terrestre. La península ibérica está en la zona de contacto de las placas euroasiática y africana, situándose en una zona de riesgos moderados, pues solo 20 de los más
de 2500 que se producen anualmente son terremotos percibidos por la población. El Instituto Geográfico Nacional es el responsable de la red sísmica que se encarga de la observación, detección y comunicación de estos movimientos. Las zonas potencialmente más afectadas son las del sur y sureste peninsular, los sistemas Béticos, Cataluña y Pirineos. Las normas sísmicas, destinadas a reducir los daños y costes de los terremotos, deben ser tenidas en cuenta a la hora de construir edificios o infraestructuras.

Las erupciones volcánicas solo constituyen un riesgo en las Islas Canarias de la Palma, el Hierro, Tenerife y Lanzarote; en las demás, el riesgo es muy bajo o nulo. En la península, las arias volcánicas existente en Olot, Campo de Calatrava y el sureste son inactivas. Por tanto, la red de vigilancia volcánica se limita a las islas Canarias
Los desplazamientos de laderas son bruscos deslizamientos de tierra producidos en regiones húmedas por intensas lluvias o desprendimientos de rocas cuando, por la acción del hielo-deshielo y del agua, se desprenden fragmentos resultantes de su ruptura. En España afectan sobretodo a las grandes cordilleras y el valle del Guadalquivir. Para hacerles frente, se llevan a cabo obras de linaje, plantación de árboles y refuerzo de vertientes.

Los movimientos de ladera pueden ser de dos tipos: los deslizamientos del suelo que son propios de regiones húmedas con fuertes pendientes cubiertas por hierba o prados que no sujetan suficientemente un suelo saturado por fuertes lluvias. Pueden producirse a partir de un horizonte arcilloso de suelo o de una fractura de la vertiente. Los desprendimientos de rocas ocurren en vertientes en cuya cima tienen lugar rotura de rocas. Los fragmentos rotos ruedan por la ladera; se acumulan en el lugar donde se suaviza la inclinación; y pueden desprenderse si se producen tensiones locales (congelación, infiltración del agua, etc.).

Entre los principales riesgos climáticos de España se encuentran las inundaciones y las sequías.
• Las inundaciones suelen ser de dos tipos: el primero afecta principalmente a las áreas mediterráneas y está asociado a episodios breves y repentinos de intensas lluvias otoñales, frecuentes en las montañas cos-
teras de Cataluña, Levante, Andalucía oriental y el Cantábrico oriental; el segundo tipo afecta a las grandes cuencas hidrográficas en invierno y primavera, como consecuencia de las lluvias o de la rápida fusión de las
nieves. Los ríos más expuestos son el Duero, Guadalquivir y Ebro. En la actualidad, el riesgo hidrológico aumenta por la ocupación de los fondos de los valles, e incluso los lechos, con edificaciones e infraestructuras.
• Las sequías están provocadas por el déficit pluviométrico que suele afectar, principalmente, a la cuenca mediterránea, al sur y al sureste peninsular, en contraste con las áreas de la España húmeda del norte peninsular. Para luchar contra ellas se ha creado un sistema de previsión y obras hidráulicas.
La erosión del suelo consiste en el desgaste del suelo debido principalmente a la acción del viento y del agua. Es un proceso natural que se ve acentuado por la deforestación y ciertas actuaciones humanas perjudiciales. El suelo es uno de los recursos más importantes ya que sin él no pueden existir la vegetación ni la agricultura, además regula la escorrentía y contribuye a limitar el riesgo de inundación. En España, prácticamente todos los suelos sufren procesos de degradación, siendo el sureste peninsular y las islas Canarias las áreas más afectadas.
Frente a todos estos riesgos, pueden llevarse a cabo diferentes actuaciones como las redes de vigilancia sísmica, el refuerzo de las vertientes, las campañas de reforestación, el acondicionamiento del cauce de los ríos, los planes de previsión de inundaciones y sequías y las campañas de información a la ciudadanía.

LA INFLUENCIA HUMANA

Los espacios naturales, dado que los hábitos de consumo exigen una creciente explotación de recursos, se ven perjudicados por las actividades humanas. Los riesgos principales derivados de estas son la degradación medioambiental asociada al urbanismo, la contaminación, la sobreexplotación, la deforestación, y la desertificación•.
Degradación ambiental y paisajística
Está provocada por diversos procesos como la expansión urbana, derivada del crecimiento de las ciudades; la proliferación de urbanizaciones asociadas al turismo, que alteran los ecosistemas litorales como ocurre en el litoral mediterráneo; y la construcción de redes de transporte y comunicaciones que modifican el relieve. El impacto visual es con frecuencia elevado, como sucede con las escombreras, polígonos e instalaciones industriales que generalmente invaden el espacio natural.
1. La contaminación
La contaminación consiste en la introducción de sustancias y energías perjudiciales para la salud humana, para las plantas, los animales y los ecosistemas. Puede ser de varios tipos:
La contaminación atmosférica: se debe a la emisión de productos tóxicos y partículas de polvo procedentes de la quema de combustibles, calefacciones domésticas e incendios forestales. Los problemas que estas sustancias ocasionan son diversos: la lluvia ácida; la reducción de la capa de ozono•, debido a la emisión de los CFC• de aerosoles y refrigerantes; y el efecto invernadero, provocado por la combustión de energías fósiles, lo que incrementa la temperatura global, favoreciendo la subida del nivel del mar y la fusión de los hielos.

Los tipos principales de contaminación son tres.
1. La lluvia ácida. Es una precipitación con una acidez superior a la normal. Se produce cuando sustancias acidificantes como el dióxido de azufre (SO²) y los óxidos de nitrógeno (NO³) procedentes de la quema de combustibles fósiles se mezclan con el vapor de agua de la atmósfera y caen a la superficie terrestre, a veces a gran distancia de los focos emisores. En la actualidad afecta a algunas áreas próximas a centrales térmicas, como La Coruña, León, Teruel, Campo de Gibraltar y Gijón.
2.  La campana de polvo. Es una niebla formada por PM10 o partículas en suspensión con un diámetro inferior a 10 µm (micras). De ellas, las más peligrosas son las finas (PM 2,5) y las ultrafinas (PM 0,1). Proceden de las instalaciones de combustión, el tráfico, y ciertas industrias como la cementera y de incineración de residuos. Afectan sobre todo a las grandes ciudades españolas, en invierno y en situación anticiclónica.
3. La niebla fotoquímica. Es una bruma ocasionada por la formación de ozono troposférico (O³) a ras de suelo. Se produce por la reacción de la luz solar intensa con ciertos contaminantes. Entre ellos, los óxidos de nitrógeno (NO³) procedentes del tráfico y de las instalaciones de combustión; y los compuestos orgánicos volátiles (COV) producidos por las industrias química y de disolventes y por las explotaciones agrarias. Este problema afecta a las afueras de las ciudades y al área rural próxima, y
tiene su mayor incidencia en verano, en el centro y sur peninsular.

Las consecuencias de la contaminación son daños en la salud humana (afecciones respiratorias y cardiacas); en el medio natural (bosques, aguas, suelos, fauna); en la agricultura; y en los materiales de construcción.
Las soluciones frente a la contaminación atmosférica responden a la necesidad de cumplir los compromisos internacionales, como el Convenio de Ginebra frente a la lluvia ácida y la contaminación transfronteriza (1982) y las Directrices de la Unión Europea sobre calidad del aire. Con este in se aprobó la Ley de Calidad del Aire (2007), que fija niveles máximos de concentración para las principales sustancias contaminantes y un máximo de días o de horas en que pueden superarse medidos por estaciones de calidad del aire. En caso de rebasarse los límites, deben redactarse planes de reducción. También se han aprobado sucesivos Planes Aire con medidas para reducir las emisiones de todos los sectores. Como resultado, ha disminuido la emisión de la mayoría de las sustancias contaminantes, que cumplen con los objetivos de calidad establecidos, aunque siguen produciéndose superaciones puntuales a lo largo del año.
La reducción del ozono estratosférico
Consiste en el adelgazamiento de la capa de ozono situada entre los 15 y los 55 km de altitud, que iltra las dañinas radiaciones solares ultravioleta. La causa es la emisión de cloro (Cl²) contenido en los CFC (clorofluorocarburos), usados en aerosoles, extintores y refrigerantes. El cloro reacciona con el ozono (O³) y lo convierte en oxígeno normal (O²). Este problema
provoca daños a la vida vegetal, animal y humana; en este último caso, aumentando la incidencia del cáncer de piel y de las cataratas oculares. Frente a este problema, España suscribió el Protocolo de Montreal (1987) y las medidas adicionales aprobadas por la Unión Europea (2007), que prohíben la producción y la importación de CFC. Para 2030, deberán desaparecer también los HCFC (Hidroclorofluorocarburos), empleados transitoriamente como sustitutos de los CFC. Como resultado de estas
medidas, en los últimos años el espesor de la capa de ozono se encuentra estabilizado.

El cambio climático consiste en un aumento global de la temperatura de la Tierra, cifrado entre un 1,1 ºC y un 6,4 ºC para finales del siglo XXI.
a) La causa es un aumento del efecto invernadero producido por el vapor de agua y ciertos gases como el dióxido de carbono (CO²), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N²O). De forma natural, estos gases actúan como el cristal de un invernadero: dejan pasar la radiación solar, pero retienen parte del calor irradiado por la superficie terrestre, evitando que escape al espacio exterior. Gracias a ello, la temperatura media de la Tierra es de 15 ºC y no de –18 ºC. Pero el aumento de gases de efecto invernadero
(GEI) por la producción energética, el transporte, ciertas industrias, y las actividades agrarias, unidas a los incendios y a la deforestación, hace que la cantidad de calor retenida sea mayor, ocasionando un calentamiento global del planeta.
b) Las consecuencias del cambio climático serán graves para el medio ambiente y las actividades humanas de España.
La elevación del nivel del mar supondrá la desaparición o la reducción de playas, costas bajas (Manga del Mar Menor y Doñana) y deltas (Ebro, Llobregat). La temperatura aumentará entre 1 ºC y 2,5 ºC; las precipitaciones se reducirán entre un 5 % y un 8 %; y se incrementarán las situaciones extremas como sequías, inundaciones y tormentas. Los recursos hídricos y los glaciares se reducirán. Los bosques se verán mermados en favor del matorral; y aumentará la erosión del suelo. La biodiversidad sufrirá extinciones locales por el incremento de las plagas y de especies invasoras; y se producirá una migración altitudinal de algunas especies. Las actividades agrarias se resentirán por el aumento de la sequía y por las plagas; el turismo de ciertos destinos tendrá que adaptarse a la reducción de las playas y de la nieve; y el urbanismo y los seguros deberán hacer frente al incremento de los riesgos naturales. Además, la salud humana se verá afectada por las olas de calor y por un aumento de las
enfermedades subtropicales.
Las soluciones para hacer frente al cambio climático son dos:
1. La mitigación consiste en reducir las emisiones de GEI. Se lleva a cabo en el marco de los compromisos internacionales, suscritos por la UE. El Protocolo de Kioto marcó los objetivos de reducción de emisiones entre 2005 y 2020 respecto al nivel de 1990. En una primera fase 2008-2012 la UE se comprometió a reducirlas un 8% y España a no aumentarlas más de un 15 %. Y en una segunda fase, 2013-2020, la UE y España se han comprometido a reducirlas un 20 %. Para alcanzar estos objetivos, la UE creó en 2005 un Mercado Europeo de Derechos de Emisión en el que los sectores más contaminantes están sometidos a cuotas de emisión de GEI —y si no la gastan pueden vender el excedente a los que la sobrepasan, que están obligados a adquirirlas—. Además, los sectores no sometidos a cuota deberán reducir sus emisiones (transporte; residencial, comercial e institucional; agrario; de residuos; y ciertas industrias); y se han adoptado medidas energéticas obligatorias para 2020 que colaborarán a la reducción de GEI, como mejorar un 20 % la eiciencia, elevar un 20 % el consumo de energía renovable y aumentar hasta al 10 % el uso de biocarburantes.
Respecto al cumplimiento de los compromisos de Kioto, al finalizar la primera fase en 2012, España sobrepasaba sus emisiones de GEI en un 26,4 %, por lo que tuvo que recurrir a los mecanismos de flexibilidad previstos: descontarse emisiones por crear sumideros de CO2 (nuevas plantaciones de bosque); participar en proyectos de reducción de GEI con otros países; y gastar 812 millones de euros en comprar derechos de emisión. Para cumplir con los compromisos marcados por la UE en 2020, ha elaborado la Estrategia Española de Cambio Climático y Energía Limpia, con 170 medidas. La Cumbre del Clima de París de 2015 marca el objetivo internacional, entre 2020 y inales de siglo, vinculante para los 196 países firmantes del acuerdo: lograr que el aumento de la temperatura de la Tierra quede muy por debajo de los 2 ºC respecto a los niveles preindustriales. Para ello, la UE se ha comprometido a reducir sus emisiones un mínimo de un 40 % antes de 2030 respecto al nivel de 1990, con la participación de todos los estados miembros.
2. La adaptación al cambio climático se contempla a nivel nacional y regional. Así, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2006), propone diagnosticar sus impactos en los distintos sectores y proponer las medidas más efectivas; y muchas comunidades han elaborado sus estrategias de adaptación.


Residuos sólidos urbanos (RSU): se trata principalmente de residuos generados en los núcleos urbanos que, en buena medida, dan lugar a la basura doméstica. En España, la generación de estos residuos ha aumentado considerablemente, como en otros países desarrollados, requiriendo de su recogida selectiva y complejos tratamientos para su reciclaje• o eliminación.
Contaminación acústica y lumínica: producida por el ruido ambiental procedente del tráfico, la industria, los bares, las discotecas, etc. Da lugar a problemas como la falta de concentración, los problemas auditivos, el cansancio o
la ansiedad, entre otros. España es uno de los países más ruidosos, donde alrededor del 75 % de los españoles sufre un nivel de ruido superior al límite de tolerancia.

La contaminación lumínica es la emisión de luz artiicial durante la noche, con una intensidad superior a la necesaria. Provoca un aumento del brillo del cielo nocturno, que ocasiona daños a los ecosistemas nocturnos que necesitan ciertas condiciones de oscuridad para realizar sus ciclos vitales; ocasiona un gasto energético innecesario; diiculta el tráico aéreo y la observación de las
estrellas y cuerpos celestes. Afecta sobre todo a las ciudades; áreas industriales y comerciales; y carreteras. Entre las soluciones se encuentran emplear luminarias con pantallas que dirijan la luz solo hacia abajo; iluminar solo las zonas necesarias; y ajustar
el nivel de la iluminación, reduciéndolo en las horas nocturnas de menor actividad o apagando selectivamente las luminarias.
La contaminación de las aguas continentales superficiales y subterráneas: es provocada por los desechos procedentes de la agricultura y de la industria (fertilizantes, herbicidas, metales pesados…), así como por las aguas fecales urbanas sin depurar. Como resultado, en ocasiones se producen procesos de eutrofización•, por una excesiva concentración de nutrientes. Las consecuencias son la pérdida de calidad del agua para el consumo humano e incluso, por filtración de las aguas subterráneas o acuíferos. Las zonas más afectadas son los cursos fluviales medios y bajos, así como las costas cercanas a las grandes ciudades y complejos industriales. Las aguas de nuestro litoral también se ven afectadas por estos problemas, pues concentran buena parte de la población y de la actividad turística y con frecuencia se hallan, como ocurre en Andalucía y Galicia, próximas a las rutas del transporte de petróleo y de mercancías peligrosas.


2. Sobreexplotación, deforestación y desertificación


Están causadas, en general, por el aprovechamiento de forma desmedida de los recursos, lo que dificulta o impide su capacidad de regenerarse. Afecta especialmente a las aguas superficiales y subterráneas, a la cubierta vegetal y a la fauna.
La sobreexplotación de las aguas: es provocada por el aumento de su consumo para usos agrarios, urbanos e industriales ocasionando el descenso del caudal de los ríos. Además contribuye a que ciertos humedales y acuíferos corran el riesgo de desecación (ojos del Guadiana) o de salinización por la intrusión marina (acuíferos de Canarias y Andalucía, entre otros). Por ello, se hace necesaria la reutilización del agua depurada para el riego, el control de la sobreexplotación de los ríos y acuíferos y la coordinación del aprovechamiento de los recursos hídricos. En 1982, España se adhirió al Convenio Internacional RAMSAR para recuperar los humedales degradados y fomentar su uso racional.
La deforestación: es la destrucción de la cubierta vegetal por talas, incendios causados por el calor, los rayos, la quema de rastrojos naturales o provocados por el ser humano (ganaderos, especuladores de la madera o inmobiliarios). Los incendios producen la destrucción de la cubierta vegetal, la muerte de animales, el incremento de la erosión y la alteración del balance hídrico de las cuencas donde se producen. Las regiones de clima mediterráneo son especialmente proclives a los incendios por la sequía estival, pero las provincias en las que arde una mayor superficie son las del noroeste peninsular, donde la mayor parte de los fuegos son provocados.
La desertificación: es el proceso, inducido por la actividad humana, por el que un territorio que no posee ni el clima, ni la vegetación, ni los suelos propios de los desiertos, termina adquiriendo las características de estos. Se ve muy acentuado por la excesiva presión humana sobre las regiones de clima árido o semiárido o con una larga estación seca. Se estima que más de dos terceras partes de la superficie española están expuestas a este problema, siendo el riesgo muy elevado en el 11 % del territorio, especialmente en las áreas del sureste peninsular, la costa mediterránea y algunas islas del archipiélago canario.
La sobreexplotación de la fauna: España es un territorio privilegiado en el ámbito de la fauna. Además de la riqueza en especies autóctonas•, al hacer de puente entre los continentes europeo y africano, constituye un área de paso para muchas aves migratorias que encuentran refugio en nuestros humedales. Sin embargo, el avance de la urbanización, la progresiva deforestación y la destrucción de los ecosistemas, están ocasionando que numerosas especies –oso pardo, lobo, lince ibérico, etc.– se encuentren en peligro de extinción. Además, el agotamiento de caladeros, derivado de la sobrepesca, afecta también negativamente a la fauna marina.

Actividad

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Autóctona

Alóctona

Biodiversidad

Bosques de galería

Capa de ozono

Compost

CFC

cumbre de la tierra

Deforestación

Desertificación

Ecosistema

Endemismo

Erosión

Eutrofización

Impacto ambiental

Laurisilva

Ley de Calidad del aire

Lugares de importancia comunitaria

Parque nacional

Parque natural

Paraje

Paisaje

Reciclaje

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Red Natura 2000

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Actividad: infografía

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