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Factores de diversidad y regiones biogeográficas.

La gran biodiversidad que vamos a encontrarnos en los paisajes españoles es debida a la interacción de una serie de factores físicos y humanos que no siempre van actuar de manera positiva ya que otras veces van a alterar el paisaje de manera drástica e irreversible

1. El clima.

Los grandes contrastes climáticos que caracterizan a la península ibérica y los archipiélagos darán lugar a paradojas como que la presencia de especies adaptadas tanto al frío como a elevadas temperaturas y a la aridez se encuentren localizadas en zonas que no le son en principio comunes.

El intercambio de masas de aire, representativo de la circulación atmosférica de la zona templada, permite que desciendan desde latitudes más septentrionales especies propias de climas más fríos y húmedos, y al mismo tiempo ascienden especies subtropicales de climas más cálidos.

Sin duda el clima es un factor básico de la cobertura vegetal que define y da lugar a una sencilla clasificación de los paisajes vegetales en España.

2. la situación geográfica

Tanto en la península ibérica, el archipiélago balear se sitúan en el extremo sur occidental del continente euroasiático y a muy poca distancia de África a la que estuvo unida hasta el pleistoceno. Esta posición de encrucijada ha favorecido el encuentro y el desarrollo de especies vegetales muy dispares. Tanto más si tenemos en cuenta las alternancias climáticas debidas a las glaciaciónes, puesto que provocaron las migraciones de especies de latitudes más elevadas como el haya, el fresno o el abeto y de otras procedentes del sur en la época postglaciar.

En Canarias nos encontramos que su posición subtropical y su aislamiento da lugar a la proliferación de una gran riqueza vegetal y a numerosos endemismos en la flora canaria.

Endemismo: Formación vegetal que es propia y exclusiva de una región.

Autóctona: Que es originario del país o región en que vive o se encuentra.

Alóctona: vegetal o animal que se encuentra en un lugar distinto al de su origen.

3. Los suelos

La naturaleza de los suelos es otro condicionante destacado, ya que cada especie tiende a colonizar un tipo de suelo, existiendo, por ejemplo, especies silícícolas ,sobre suelo silicios, como el alcornoque y especies calcófilas ,sobre suelo calcáreo, como el roble albar. En ocasiones, algunos suelos dificultan o hacen imposible crecimiento de la vegetación; es el caso de los suelos salinos.

El suelo es la capa superficial de la corteza terrestre. Se compone de elementos en los tres estados. Los elementos sólidos son partículas minerales procedentes de la erosión de las rocas y la materia orgánica viva o en descomposición (raíces, hongos, bacterias, gusanos, insectos). Además, el suelo contiene elementos líquidos (agua) y gases ocupando los poros (CO2). La ciencia que estudia el suelo es la edafología.
3.1. Factores de la diversidad edáfica
El suelo resulta de la alteración del roquedo terrestre por el clima y por los seres vivos. Primero, los fenómenos atmosféricos disgregan la roca. Luego, se instalan sobre ella plantas colonizadoras, organismos y microorganismos que aportan materia orgánica y permiten la implantación de comunidades biológicas más complejas. Con el paso del tiempo, el suelo evoluciona hasta alcanzar el equilibrio con el medio. Por tanto, los factores que condicionan la formación y la evolución del suelo (edafogénesis) son los siguientes:
■ La roca madre es el sustrato mineral a partir del cual se forma el suelo.Influye en su color, textura, estructura, permeabilidad y acidez. Dependiendo de la roca madre, los suelos pueden ser silíceos (sueltos y poco permeables), calizos (pastosos y permeables) y arcillosos (compactos e impermeables).
■ El clima es el factor más influyente en la formación del suelo. Las temperaturas y las precipitaciones influyen en sus procesos químicos y biológicos. Las precipitaciones condicionan también el lixiviado, es decir, la disolución y el arrastre de los elementos de la capa superficial del suelo hacia las capas bajas; si este lavado es excesivo, el suelo se empobrece y se vuelve ácido. Atendiendo al clima, los suelos pueden ser zonales o clímax, cuando su origen está estrechamente ligado al clima; o azonales e intrazonales cuando depende de otros factores, como la naturaleza del roquedo, el encharcamiento, etc.

■ Los seres vivos actúan de diversas maneras. Las plantas pueden empobrecer y acidificar el suelo (coníferas) o enriquecerlo aportándole bases captadas por sus raíces (frondosas). La microflora formada por bacterias y hongos descompone la materia orgánica y crea el humus, del que depende en gran parte su fertilidad. Los animales, como las lombrices, roedores e insectos, lo remueven con sus movimientos. Y las personas lo destruyen y alteran, o lo mejoran con abonos y repoblaciones adecuadas.
■ La topografía también influye. En las zonas llanas se acumulan suelos gruesos, mientras que las pendientes fuertes favorecen la erosión y el deslizamiento del suelo.
■ El tiempo es otro factor determinante, dado que la formación de un suelo es un proceso lento que requiere siglos. Según el nivel de evolución se distinguen suelos jóvenes o incipientes, que todavía no han completa-
do su formación, y suelos evolucionados.
3.2. Los horizontes y el perfil del suelo
Los suelos están constituidos por horizontes o capas individualizadas por sus características físicas, químicas y biológicas. El conjunto de horizontes conforma el peril del suelo.
■ En profundidad se encuentran el horizonte D, constituido por la roca madre consolidada o sin alterar; y el horizonte C formado por la roca madre meteorizada, es decir, alterada y

perfildisgregada por los agentes atmosféricos, como los cambios de 

temperatura o las precipitaciones.■ En superficie se encuentra el horizonte A, que tiene una capa A0formada por la hojarasca; una capa A1, de color oscuro, formada por el humus o materia orgánica en descomposición; y una capa A2, más clara, que es una zona de lixiviación o de pérdida de sustancias que son arrastradas por las precipitaciones a las capas inferiores.
■ Entre ambos, se sitúa el horizonte B, de color más intenso, que tiene una capa de alteración en contacto con el horizonte C y una capa de acumulación de sustancias lixiviadas procedentes del horizonte A.
3.3. Los tipos de suelo
Existen diversas clasiicaciones del suelo. Unas se basan en su origen y evolución (clasificaciones genéticas, como la europea) y otras en sus características (clasfiicaciones analíticas, como la americana). Como el clima y la naturaleza del roquedo son los factores más inluyentes en la formación y la evolución del suelo, estudiaremos primero los suelos de España por áreas climáticas, distinguiendo en cada una diversos tipos en función del roquedo. Luego se enumerarán los principales suelos azonales e intrazonales.


3.3.1. Los suelos zonales
a) Los suelos de clima oceánico son bastante evolucionados, ricos en materia orgánica y ácidos, ya que las lluvias constantes arrastran las bases de la supericie hacia los estratos inferiores (lixiviación). La acidez se refuerza cuando la roca es silícea y la vegetación natural se sustituye por especies como el pino o el eucalipto. Todos los suelos ácidos requieren abonado para su aprovechamiento agrícola.
■ Sobre roquedo silíceo, la acidez del suelo se incrementa.
– La tierra parda húmeda es el tipo dominante. Con topografía favorable es una excelente tierra de cultivo si se contrarresta la acidez con cal. Cuando la pendiente aumenta puede dedicarse a pastizales.
– Los rankers se sitúan en las zonas más altas o pendientes. Por tanto, están sometidos a una fuerte erosión, que explica su escasa evolución y espesor (el horizonte orgánico reposa directamente sobre la roca madre). Solo son aptos para pastos y bosques, no para cultivo.
■ Sobre roquedo calizo, la acidez del suelo es menor.
– La tierra parda caliza es el tipo dominante. Da excelentes rendimientos en cultivos como judías y maíz, o en prados permanentes.
– La terra fusca aparece sobre calizas duras y en zonas montañosas. Su principal dedicación es forestal.
b) Los suelos de clima mediterráneo se encuentran muy alterados por la erosión y la acción humana.
■ En las rocas silíceas, como las del oeste peninsular, el tipo principal es la tierra parda meridional, un suelo pobre por su acidez, escasez de humus y estructura suelta, que lo hace fácilmente erosionable. Se dedica a dehesas de encina y pastizales pobres, o a cereales cuando se encala y abona.
■ En las rocas calizas, dominantes en esta área climática, los suelos tienen un horizonte arcilloso que resulta de la lenta disolución de la caliza y color rojizo debido al óxido de hierro. Su fertilidad es diversa:
– El suelo rojo mediterráneo, rico en nutrientes, es excelente para todo tipo de cultivos.

– La terra rossa, sobre calizas duras, tiene el horizonte arcilloso reposando directamente sobre la roca madre, por lo que son frecuentes las aloraciones rocosas que diicultan la mecanización. Sobre él dominan los matorrales o bosques adehesados y cultivos arbóreos, como el almendro o el olivo.
■ En las arcillas y las margas surgen los vertisuelos o tierras negras, formados por arcillas expansivas, que se contraen cuando se secan y se hinchan cuando se humedecen. Durante el verano, al contraerse, se abren grietas, que se rellenan con materiales de la superficie. En la época húmeda, cuando la arcilla se hincha, los materiales que rellenan las grietas actúan como cuñas y provocan tensiones internas que ocasionan el volteo o removido de suelo. Debido a ello, estos suelos se renuevan constantemente y son los más fértiles de España, usados para todo tipo de cultivos, salvo los arborescentes. Son característicos del valle del Guadalquivir, de la tierra de Barros (Badajoz) y de la cuenca de Pamplona/Iruñea.
■ En las áreas mediterráneas de clima estepario, como el valle medio del Ebro y el sureste peninsular, predomina el suelo gris subdesértico o serosem. Es de color gris claro, está casi siempre seco y es rico en caliza y muy pobre en humus, pues la vegetación que soporta es escasa y abierta, dejando grandes espacios sin cubrir. Su aprovechamiento en secano es prácticamente nulo. En regadío es bastante fértil, aunque se saliniza fácilmente debido a la acusada evaporación de las zonas donde se encuentra.
3.3.2. Los suelos azonales y los intrazonales
Los suelos azonales y los intrazonales pueden encontrarse en cualquier área climática, al depender de factores distintos del clima, como el roquedo o la topografía.
■ Los suelos azonales no tienen un perfil bien definido, por ser jóvenes, o por estar situados en pendientes demasiado pronunciadas.
■ Los suelos intrazonales tienen un perfil bien definido, que contrasta con el del suelo del entorno debido a la influencia de factores locales distintos del clima. En España los más habituales son los pardo calizos y rendzinas sobre calizas con abundante contenido en carbonato cálcico (permiten cultivos leñosos, cereales y leguminosas y también huertas si se riegan); los aluviales en las orillas de los ríos (aptos para cultivos de huerta); los encharcados de las zonas endorreicas (pobres en nutrientes, aunque sobre algunos se cultivan fresas); los arenosos (áridos e improductivos porque las precipitaciones se infiltran); los salinos de las marismas y de las zonas donde la elevada evaporación hace precipitar las sales contenidas en el agua (solo cultivables si se neutraliza la sal con grandes cantidades de agua); y los volcánicos (sobre todo basálticos, en gran parte improductivos, aunque pueden cultivarse cereales en las cenizas volcánicas).

tipos de suelos

tipos de suelos

tipos de suelos

4. El relieve

El relieve influye en la distribución de las plantas, primero, a través de la altitud, puesto que provoca un cambio en las temperaturas que se acompaña de un escalonamiento de la vegetación en altura. Además la  montaña introduce modificaciones entre la vertiente de barlovento y la de sotavento y entre la vertiente de solana y umbría.

5.La acción antrópica

La intensa intervención del ser humano sobre el medio natural ha conducido a una modificación y a un deterioro de los paisajes vegetales, mayores a medida que ha ido aumentando la presión demográfica y el desarrollo científico y tecnológico.

La deforestación ha conducido en las últimas décadas a una intervención positiva mediante la protección de espacios naturales, la repoblación con especies autóctonas etc. ya que las personas somos cada vez más consciente de la necesidad de preservar el medio natural y conseguir un desarrollo sostenible

Regiones biogeográficas

La biogeografía es la ciencia cuyo objeto de estudio es la distribución de las plantas y los animales sobre la superficie terrestre y las causas de dicha distribución. Clasifica y ordena los modelos de vegetación natural en rangos o jerarquías que, de mayor a menor escala, son los siguientes: reino, región, provincia y sect

La vegetación española forma parte del reino holártico y dentro de él se reconocen las siguientes tres regiones florísticas:

1. La región eurosiberiana de clima Atlántico, que corresponde a la franja costera del norte peninsular.

2. La región mediterránea, que se extiende por el resto del territorio peninsular, el archipiélago balear, Ceuta y Melilla.

3. La región Macaronesica, subtropical, que define el archipiélago canario.

A estas regiones hay que añadir la vegetación propia de la alta montaña y la de ribera.

Las formaciones vegetales que tapizan actualmente el espacio español son, en gran parte, ejemplo de formaciones regresivas, es decir, alteradas y modificadas por el ser humano. Es una vegetación que se aleja cada vez más de su estado climático o clímax, es decir, el estado natural de la vegetación en equilibrio con el medio y ausencia de la intervención humana. Los bosques que representan el estadio final o climas han ido reduciendo su extensión a lo largo de los siglos; en muchos casos han desaparecido y en otros retroceden hacia un estadio degradado de matorral o herbáceo.

Hay que tener en cuenta que los paisajes vegetales naturales actuales no solo cuentan con especies primarias autóctonas o locales sino que desarrollan especies secundarias, es decir, especies originales de otras regiones y que, normalmente han sido introducidas por las personas

No lo olvides

Atendiendo a las formas biológicas vegetales las diferenciamos en:

Árboles: plantas leñosas erguidas que tienen el tronco recto y se ramifican en la parte superior o copa. Pueden llegar a alcanzar una gran altura y constituyen los estratos superiores de una formación vegetal.

Arbustos: son también plantas leñosas, pero ramificadas desde la base. Su porte puede alcanzar de 1 a 4 m.

Hierbas.Son plantas, bajas que carecen de tallo leñoso. Presentan formas muy variadas y ocupan el estrato más bajo.

Epifitas: plantas que crecen sobre otras plantas

Lianas: plantas trepadoras leñosas