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1.1. Introducción

Geohistoarteducativa (CC BY-NC-SA)

    Sólo el deseo común de derrotar a Hitler había mantenido unidos a los aliados, tras la caída de Berlín empiezan a aparecer las primeras grietas en la coalición vencedora. Entre 1946 y 1947 la desconfianza mutua entre americanos y soviéticos va a desembocar en una abierta hostilidad que durará hasta 1990 y que se conoce como Guerra Fría, sinónimo de un mundo de tensiones que no llegan a estallar directamente entre los dos grandes, sino a través de terceros países. Inmediatamente EE.UU. y la URSS buscaron ampliar sus zonas de influencia, disputándose el control de países para que no cayeran en el bando contrario. El ataque del otro podía venir en cualquier momento, esto genera una escalada bélica sin precedentes en tiempo de paz, y un crecimiento espectacular del arsenal nuclear conocido como equilibrio del terror. La guerra pasa por varias etapas donde se alternan momentos de tensión con otros de distensión. Fueron crisis graves: el bloqueo de Berlín de 1948, la guerra de Corea de 1950 a 1953, la crisis de los misiles de Cuba de 1962... en cualquiera de ellos el enfrentamiento directo entre los dos superpoderes fue posible. La etapa acabó unos cuarenta años después por el hundimiento interno de la Unión Soviética.

Geohistoarteducativa (CC BY-NC-SA)