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Democracia parlamentaria

Con la llegada del nuevo rey, España abre un proceso de transición política que durará hasta las elecciones generales de 1982, gana el socialista Felipe González. La transición opera la transformación de las instituciones políticas heredadas del franquismo, respetando las condiciones legales precedentes. La institución monárquica, una de las principales herencias del franquismo, deja la administración del país en manos de los partidos políticos con representación parlamentaria, conservando formalmente la jefatura del estado y de las fuerzas armadas, y concentrando su actividad en misiones diplomáticas.

El primer presidente de gobierno de esta nueva etapa histórica es Adolfo Suárez, cuyo gobierno aprobó medidas democratizadoras como el reconocimiento de las libertades fundamentales, la legalización de todos los partidos políticos (incluido el Partido Comunista), el reconocimiento del derecho de sindicalización libre, y una amnistía general de presos políticos. En 1978, los españoles aprueban por referéndum la nueva constitución, que define a España como una monarquía parlamentaria. Entre 1980 y 1982 las regiones de Cataluña, el País Vasco, Galicia y Andalucía reciben estatutos de autonomía y eligen sus respectivos parlamentos. La organización

terrorista ETA (Euskadi Ta Askatasuna: "Tierra Vasca y Libertad"), que desde tiempos del franquismo venía luchando por la independencia del País Vasco, no reconoce como suficiente la autonomía concedida y continúa su actividad armada.

En 1981, durante el acto de dimisión de Suárez, un grupo de guardias civiles irrumpen en el Congreso de los diputados, pero el golpe de estado fracasa. En 1982, el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) obtiene la mayoría absoluta en el Congreso y su líder, Felipe González, es investido presidente. Este evento puede ser considerado como la culminación del periodo de transición, ya que significa la consolidación definitiva del proceso democrático.

La transición política lleva pareja una revolución social y cultural centrada en Madrid que recibe el nombre de La Movida. Se trata de la sustitución de los comportamientos propios del franquismo, que estaban unidos a la moral católica, por otras actitudes sociales donde prima la liberación sexual, el consumo de masas y el espectáculo audiovisual. Entre los creadores de la Movida destaca el cineasta Pedro Almodóvar.

Los años 80 son de rápido crecimiento económico e integración en las estructuras políticas y económicas de Europa. En 1986, España ingresa en la Comunidad Económica Europea y en 1992, el quincentenario del llamado descubrimiento de las Américas, se celebran los Juegos Olímpicos en Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla.