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Significado de la pesca en España

Geohistoarteducativa (CC BY-NC)

La pesca en nuestras aguas tiene sus antecedentes en época prehistórica, ya que alcanzó una dimensión comercial en época antigua, cuando numerosas factorías preparaban conservas y salsas de pescado para su exportación a Roma.

En la Edad Media, la pesca continuó teniendo un marcado carácter de subsistencia. En el Cantábrico, no obstante, los vascos capturaban ballenas y desde el siglo XIII los barcos accedieron a Terranova, Islandia, Groenlandia, etc., descubriéndose poco después las posibilidades que ofrecía el bacalao para su consume fresco o curado. Siguiendo la tradición, continuó practicándose durante siglos la pesca de atunes en almadraba, particularmente en la desembocadura del Guadalquivir.

A partir del siglo XIX la pesca adquirió una dimensión nueva por efecto de la Revolución Industrial y de la aplicación del vapor a la navegación, lo cual favoreció el comercio y las industrias de transformación pesquera.

En el siglo XX, los arrastreros impulsados por maquinaria a vapor se introdujeron en la flota española por Huelva y Cádiz, y se aplicaron desde 1904 a la pesca de bacalao y, unos años más tarde, de caballa. Su empleo incrementó notablemente las capturas en un momento en que el ferrocarril, ya completamente extendido por la geografía española, facilitaba el transporte del pescado y acercaba su consumo al interior. La industria textil y la metalúrgica fabricaron aparejos y artes de pesca a gran escala, permitiendo a los barcos el alejamiento de la costa y una pesca cada vez más eficaz.

Tras el paréntesis de la Primera Guerra Mundial, se emplearon en la pesca nuevos arrastreros que, importados de Gran Bretaña y Francia, se incorporaron a nuestra flota. Así, a partir de 1925, se inició la moderna pesca de bacalao en Terranova y, desde Asturias, en Gran Sol. En 1930 faenaban ya 40000 barcos y las capturas rebasaban las 300000 toneladas.

La Guerra Civil paralizó la actividad pesquera en nuestro país y, tras ella, la Segunda Guerra Mundial. Al finalizar ambas, la fauna piscícola había vuelta a incrementarse. Este hecho, unido a la gradual incorporación de los motores de combustible líquido, permitió el aumento de las capturas hasta niveles insospechados, que se mantuvieron durante las décadas siguientes, coincidiendo con el desarrollo de nuevas técnicas, que permitían la pesca de arrastre en fondos de hasta 6000 metros de profundidad
Con todo, las transformaciones más espectaculares en la pesca se produjeron, al igual que en la agricultura, en las década de 1960. En 1961, en el contexto del I Plan de Desarrollo Económico, se promulgó una ley que aspiraba a modernizar la flota pesquera y a reestructurar la actividad, que tenía un excesivo componente artesanal y se botaron los dos primeros buques congeladores de la flota española (Lemos y Andrade), que fueron a faenar a Sudamérica y a Sudáfrica, a más de 6000 millas de sus puertos de origen.
A partir de este momento, subsistió la pesca de bajura, pero el grueso de las capturas empezó a recaer en una moderna flota congeladora muy bien equipada para la pesca en las aguas del Sahara, Angola, Mozambique y Atlántico noroccidental. Así, en los años 1970, España alcanza su record de capturas de pescado.

El nuevo Derecho del Mar y la Política Pesquera Común.


Desde la Edad Moderna se aceptaba que las aguas adyacentes pertenecían a los Estados costeros, sin especificar hasta qué distancia.
Tras la II G. Mundial, Estados Unidos da un paso importante en el surgimiento de un nuevo Derecho del Mar, que venía a suponer que el mar se valoraría no sólo en términos de espacio de pesca sino de explotación de recursos reales o potenciales.

Una vez que Perú, Chile y Ecuador declaran en 1952 aguas jurisdiccionales las comprendidas entre la costa y las 200 millas, en 1976, Estados Unidos también lo hace, con la finalidad de liderar las negociaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar. Los americanos consiguen que las aguas resultantes de la ampliación se consideren como Zonas Económicas Exclusivas (ZEE).

Las declaraciones de ampliación de dominio se generalizaron, lo que significó, que en adelante, el 90% de los recursos pesqueros mundiales quedaban comprendidos en los límites de las zonas privativas de aprovechamiento. Para España las consecuencias fueron inmediatas y muy perjudiciales, al quedar cortado el acceso a los caladeros tradicionales, situados en aguas que, hasta entonces, habían gozado de la condición de internacionales y de libre aprovechamiento pesquero.

España y la Política Pesquera Común


España ingresa en la Europa Comunitaria en un momento de muchos problemas. Su potencial pesquero y su acceso a pesquerías europeas se veía con recelo por el resto de Europa. Por esto, al firmar la adhesión se le exigen condiciones muy duras y 17 años para la plena incorporación, que sería en el año 2002.

La incorporación de España y Portugal provoca que los países miembros busquen una línea común de actuación que se concreta, tres años antes de nuestra incorporación, en los Reglamentos de la Europa Azul (1983).
España participa de La Política Pesquera Común que guarda gran afinidad con la PAC y contienen cuatro puntos básicos:

1. Política de conservación de recursos: con este fin se establecen las Tarifas Anuales de Capturas, base para la asignación de cuotas a los países miembros.
2. Política estructural: orientada a la mejora de las estructuras pesqueras, de la industria transformadora y de los equipamientos portuarios, trata de ajustar la flota a las disponibilidades de pesca.
3. Organización Común de Mercados (OCM): tiene una gran similitud con la agraria y está encaminada a establecer y garantizar rentas equitativas a los pescadores, y precios razonables a los consumidores.
4. Política de acceso a los caladeros exteriores: se realiza mediante acuerdos de diversa naturaleza con terceros países para que los buques de los países comunitarios puedan pescar en sus respectivos caladeros.

Desde su incorporación, España promovió numerosas iniciativas y alcanzó importantes logros, particularmente subvenciones que permitieron la construcción de un millar de buques nuevos y la reconversión de más de dos mil, con una inversión cercana a los 1200 millones de euros. Con todo, el logro más importante fue el acortamiento del período transitorio, que concluyó en el año 1996, lo cual facilitaba la plena integración en la Europa Azul, el acceso a caladeros europeos antes prohibidos y la negociación con otros países.

En 2002 se hace una reforma de la PPC introduciendo nuevos planteamientos como lograr el desarrollo sostenible de la pesca en su dimensión económica, ecológica y social. Esto está relacionado con un nuevo modelo de gestionar la pesca considerando el mar como un ecosistema. Supone pasar de entender el mar como fuente de recursos (el pescado) a hacerlo como medio generador de bienes (los peces) que tienen que ser aprovechados sin comprometer su existencia.

También se adoptaron nuevas medidas comunitarias, como la elaboración de medidas plurianuales, creación de medidas de financiación, gestión de las flotas de pesca, las relaciones con países no comunitarios basadas en la asociación para el desarrollo de una pesca sostenible y responsable,...

En el año 2013 se verificarán los resultados de las estrategias y medidas tomadas para establecer criterios para su revisión.

La pesca hoy.


El sector pesquero español ha podido sobrevivir a décadas de incertidumbres, conflictos y problemas por lo arraigado de la pesca en las regiones litorales y la importancia social y económica del recurso.

1. La flota ha experimentado una enorme transformación y hoy se halla en la vanguardia de las tecnologías en lo que se refiere a sistemas de navegación, adelantos náuticos, etc. Algunos buques son auténticas factorías; coexiste, no obstante, con una flota tradicional de bajura, cuya actividad resulta cada vez más difícil por su falta de competitividad y por lo esquilmado de nuestros mares.
2. Los lugares de pesca han variado, tanto en naturaleza como en ubicación, pues hoy se pesca en aguas de aprovechamiento económico pertenecientes a otros países y a distancias considerables de los puertos de partida, hasta en los océanos Índico y Pacífico.
3. El volumen de pesca desembarcada ha decrecido, con relación al de hace 25 años, a consecuencia de las limitaciones impuestas a la flota, la reducción de la misma y las cláusulas contenidas en los convenios internacionales.
4. El desarrollo de la investigación en el sector ha permitido la explotación de nuevas especies y pesquerías, la localización de bancos de pesca, nuevos conocimientos de biología marina y la protección de especies, etc. Uno de los aspectos a destacar es el desarrollo de la acuicultura, verdadera alternativa de futuro que ya produce una cantidad importante de peces y moluscos.



Necesidades del sector pesquero actual:

• Es necesario proteger nuestros escasos recursos, evitar el consumo de inmaduros, así como la pesca en zonas biológicamente sensibles.

• Fomentar el progreso tecnológico para capturar nuevas especies de valor comercial, mantener el empleo industrial y la cooperación con terceros países.

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