1. Las aglomeraciones urbanas
Algunas ciudades han crecido hasta conectar con otros núcleos de población. Se crean así aglomeraciones urbanas de diferentes tipos: áreas metropolitanas, conurbaciones, regiones urbanas y megalópolis. De ellas, las áreas metropolitanas son las que han tenido un mayor desarrollo en España.
1.1. El área metropolitana
El área metropolitana es una aglomeración urbana formada por una ciudad principal y por varios municipios de su entorno, que mantienen importantes relaciones socioeconómicas. En España no existe un criterio establecido para determinarlas; aunque suele considerarse que la ciudad central tenga al menos 50 000 habitantes y los municipios que forman sus coronas metropolitanas dirijan hacia ella al menos el 15 % de su lujos económico-sociales.
1.1.1. Características del área metropolitana
■ Está presidida por una ciudad principal (ciudad central) cuyo crecimiento económico se proyecta al exterior y crea el área.
■ Existen intensas relaciones económicas y sociales entre la ciudad central y los núcleos del área (ciudades satélite). La ciudad central concentra las actividades y los empleos más especializados. Los núcleos del área albergan a trabajadores que se desplazan a diario a la ciudad central; e instalan actividades económicas procedentes de esta, al disponer de suelo más abundante y barato (industrias, comercios, transportes y servicios).
■ Las relaciones se manifiestan en la existencia de intensos movimientos pendulares diarios, que hacen de la red de transportes y comunicaciones un elemento esencial del área metropolitana.
■ La estructura espacial de las áreas metropolitanas responde a dos modelos: el de coronas concéntricas en torno al núcleo central; y el radial, formado por sectores especializados en ciertos usos del suelo, que parten desde el centro hacia la periferia a lo largo de las principales vías de comunicación. En algunas áreas metropolitanas, como la de Madrid, se solapan los dos modelos
1.1.2. Origen y evolución de las áreas metropolitanas españolas
a) Época industrial: 1930-1975
En el primer tercio del siglo XX, Madrid, Barcelona y Bilbao integraron a municipios próximos. Y entre 1950 y 1975, las grandes ciudades españolas constituyeron áreas metropolitanas, al atraer a la población rural. En esta época crecieron considerablemente la ciudad central y sobre todo los mayores municipios del área metropolitana. La ciudad central concentraba los principales servicios y empleos y ejercía un claro predominio sobre los núcleos satélite, que albergaban a trabajadores e industrias. Entre ambos se producían intensos movimientos pendulares radiales.
b) Época postindustrial: desde 1975
Entre 1975 y 1995, el crecimiento demográico de las áreas metropolitanas disminuyó o se estancó por el descenso de la natalidad y de la inmigración interior causados por la crisis económica y el posterior proceso de reconversión y reestructuración. Desde 1995 a 2008, su población se recuperó ligeramente gracias a la inmigración extranjera; y desde entonces ha vuelto a estancarse o decrece debido a los efectos de la crisis de 2008 sobre la inmigración exterior.
La ciudad central acusa más el retroceso demográfico y menos la recuperación, al difundir hacia los núcleos del área metropolitana parte de su población y de sus actividades industriales y terciarias, banales, o con mayor especialización. No obstante, algunos sectores centrales han mitigado la tendencia al vaciamiento por la llegada de inmigrantes extranjeros o por las operaciones de rehabilitación de barrios degradados. Además, la ciudad central sigue conservando las actividades más dinámicas y especializadas y una gran capacidad de control sobre su entorno metropolitano.
Los núcleos del área metropolitana diversiican su población y sus actividades económicas por la difusión desde la ciudad central; mejoran sus equipamientos y su nivel de vida; y tienden a convertirse en nuevos polos de centralidad, que reducen su dependencia de la ciudad central. Este hecho se releja en una reducción de los movimientos pendulares radiales y en un aumento de los movimientos transversales entre los núcleos del área
1.2. Otros tipos de aglomeraciones urbanas
a) La conurbación es una aglomeración urbana continua formada por el crecimiento paralelo de dos o más ciudades hasta unirse. En España, la mayoría se deben al turismo (Málaga-Estepona); a la fusión de ciudades especializadas (Alicante-Elche-Santa Pola), o a la conexión ciudad-puerto (Pontevedra-Marín).
b) La región urbana es una aglomeración urbana discontinua, integrada por ciudades dispersas (nebulosa urbana), pero lo suicientemente densa como para dar características urbanas a todo el territorio. Suele crearse por el crecimiento paralelo de varias ciudades con tamaño y funciones distintas (por ejemplo, el centro de Asturias).
c) La megalópolis es una aglomeración urbana suprarregional discontinua, pero sin fracturas importantes, formada por la sucesión de diversos núcleos urbanos. Suele deberse al crecimiento de ciudades con tamaño y funciones distintas (áreas metropolitanas, conurbaciones, regiones urbanas, pequeñas ciudades...). En España podría considerarse como tal el eje mediterráneo, desde la frontera francesa a Cartagena. Está formado por las áreas metropolitanas de Barcelona, Valencia y Alicante, conurbaciones turísticas o industriales, ciudades medias, y pequeñas ciudades industriales.
2. La jerarquía urbana
Las ciudades que componen el sistema urbano se organizan jerárquicamente en función de su tamaño demográfico, sus funciones, la extensión del área de inluencia y las relaciones que mantienen con las demás. En esta jerarquía se distinguen cinco categorías:
a) Las metrópolis nacionales son las dos mayores áreas metropolitanas de España: Madrid y Barcelona. Su población supera el millón de habitantes. Cuentan con las funciones más diversificadas: concentran las sedes de las grandes empresas nacionales y multinacionales y, por tanto, los centros de decisión empresarial; poseen industrias de alta tecnología y ofrecen servicios muy especializados —financieros, de gestión, innovación, cultura y esparcimiento—. Su área de inluencia es nacional y mantienen estrechas relaciones con otras metrópolis internacionales, enlazando el sistema urbano español con el sistema europeo y mundial.
b) Las metrópolis regionales son grandes áreas metropolitanas, como Valencia, Sevilla, Bilbao, Málaga y Zaragoza. Su población se encuentra entre un millón y 500 000 habitantes. Cuentan con funciones diversificadas industriales y terciarias y ofrecen numerosos servicios especializados. Su área de inluencia es regional y mantienen intensas relaciones con las metrópolis nacionales.
c) Las metrópolis subregionales o regionales de segundo orden son áreas metropolitanas de menor tamaño, como Valladolid, Pamplona o Córdoba. Tienen una población entre 500 000 y 250 000 habitantes. Cuentan también con funciones bastante diversiicadas y algunos servicios especializados (universidad), pero de inluencia subregional, o regional en el caso de comunidades autónomas uniprovinciales.
d) Las ciudades medias son en su mayoría capitales provinciales no incluidas en los apartados anteriores, como León, Albacete o Badajoz. Su población oscila entre los 250 000 y los 50 000 habitantes. Sus funciones son menos diversificadas y se centran en servicios comerciales, administrativos y sociales de ámbito provincial. Son puntos terminales de una densa red de autobuses que las relaciona con los pueblos próximos
e) Las ciudades pequeñas tienen una población entre 50 000 y 10 000 habitantes, como Soria, Teruel y Astorga. Sus funciones son reducidas y poco especializadas, aunque pueden contar con algunos equipamientos de cierta especialización (educativos y sanitarios). Son nodos de transpor- te para la comarca y su área de inluencia es comarcal.
3. Las relaciones entre las ciudades: Los ejes
Las distintas categorías de ciudades se distribuyen en el espacio formando agrupamientos o ejes urbanos.
El sistema urbano peninsular heredado de la etapa industrial se caracteriza por la localización en el centro de la mayor aglomeración urbana del país, Madrid, rodeada por ejes urbanos periféricos y por un interior poco urbanizado, sin ejes integrados.
a) Madrid, en el centro de la Península, es el núcleo urbano principal de España. Concentra funciones terciarias avanzadas y mantiene relaciones con las ciudades de las provincias limítrofes y con las principales ciudades españolas.
b) Los ejes urbanos periféricos se disponen de forma semianular en torno a la capital:
■ El eje atlántico gallego se extiende entre Ferrol y Vigo. Está especiali-zado en el comercio y el transporte. Se relaciona con ciudades del interior gallego (Ourense y Lugo) y trata de mejorar sus vinculaciones con Madrid y con el eje cantábrico.
■ El eje cantábrico es un eje discontinuo que incluye el triángulo asturiano (Oviedo-Gijón-Avilés); Santander; y el triángulo vasco (Bilbao-Donostia/San Sebastián-Vitoria/Gasteiz). Se encuentra en fase de ajuste, con progresiva pérdida de la preeminencia de la industria madura e implantación de nuevas actividades. Se relaciona con ciudades próximas del interior (León, Burgos y Logroño) y trata de incrementar sus conexiones con otros ejes: Asturias con Andalucía (a través de la Ruta de la Plata) y el País Vasco con el eje del Ebro.
■ El eje mediterráneo comprende desde Girona a Cartagena. Es el eje más dinámico, con una industria muy diversificada y un fuerte peso de la construcción y del turismo. Conecta con los ejes del Ebro (desde Tarragona); con Madrid (a través de Albacete); con Andalucía (a través de Granada), y con Baleares (desde Valencia y Barcelona).
■ El eje del valle del Ebro, entre Vitoria-Gasteiz y Tarragona, tiene como ciudad principal a Zaragoza. Es un eje dinámico, con equilibrio entre la industria y los servicios, especialmente los relacionados con su posición de intermediación (transporte, logística, distribución), dado que enlaza
los ejes cantábrico y mediterráneo. Además, mantiene importantes relaciones con Madrid.
■ El eje andaluz es doble. El eje litoral, entre Almería y Huelva, es un eje dinámico especializado en el turismo, el comercio, la agricultura tecnificada, o las industrias básicas; y se relaciona con el eje mediterráneo.
El eje del valle del Guadalquivir, entre la costa atlántica y Jaén, es un eje menos dinámico especializado en actividades agrarias, industrias locales, y turismo. Se relaciona con Madrid (a través de Sevilla) y con el inicipiente eje extremeño.
c) El interior peninsular carece de ejes urbanos integrados. Predominan las pequeñas ciudades especializadas en actividades tradicionales, siendo las más destacadas las capitales provinciales. No obstante, se están constituyendo ejes incipientes a lo largo de las nuevas infraestructuras de transporte, cuyas ciudades se benefician de la difusión de actividades desde las grandes aglomeraciones. Es el caso del eje Madrid-Albacete-Valencia/Alicante; del eje diagonal Badajoz-Madrid-Zaragoza-Barcelona, y del eje Madrid-Valladolid-A Coruña/Oviedo-Gijón.
En las islas Baleares y Canarias, la formación de ejes urbanos se ve dificultada por la fragmentación territorial en islas. Las ciudades más destacadas son las capitales autonómicas, especializadas en actividades turísticas. Las relaciones con el sistema urbano peninsular tienen lugar sobre todo con Madrid; y con Valencia y Barcelona en el caso de Baleares. Por su parte, las ciudades de Ceuta y Melilla, especializadas en actividades terciarias, conectan sobre todo con las ciudades andaluzas
4. Los cambios recientes en el sistema urbano
Desde la década de 1980, el sistema urbano español está experimentando cambios, en muchos casos aún sin consolidar. Las causas han sido la implantación del estado autonómico, que está favoreciendo la creación de subsistemas urbanos regionales; y la integración en Europa y en el proceso de globalización, que genera una creciente competencia entre ciudades por ocupar posiciones destacadas en los ejes europeos y globales.
4.1. La formación de sistemas urbanos regionales
La implantación del estado de las autonomías está favoreciendo la constitución de subsistemas urbanos regionales. Se caracterizan por el incremento del peso de las capitales autonómicas y de las relaciones entre las ciudades de la comunidad, en detrimento de las relaciones con Madrid y con otros sistemas regionales. Estos subsistemas responden a diversas tipologías:
■ Sistemas monocéntricos primados: una aglomeración urbana principal concentra la población y las funciones regionales y faltan los niveles intermedios de ciudades. En estos sistemas, las relaciones son unidireccionales y de dependencia (Madrid, Aragón, Cantabria, Cataluña, Murcia y Baleares).
■ Sistemas monocéntricos jerarquizados: una ciudad principal concentra la población y las funciones regionales, pero existen varios niveles intermedios de ciudades, entre los que se transmiten los flujos de manera jerárquica (Comunidad Valenciana, Andalucíaoccidental, La Rioja, Navarra).
■ Sistemas policéntricos: dos o más ciudades se reparten la población y las funciones regionales y mantienen flujos bidireccionales entre sí y unidireccionales con otras ciudades de menor rango (Galicia, Asturias, País Vasco, ambas Castillas, Extremadura, Andalucía oriental y Canarias).
4.2. La integración en el sistema urbano europeo
La adhesión de España a la Europa comunitaria en 1986 ha supuesto la integración de las ciudades españolas en la jerarquía y en el sistema urbano europeo.
■ La jerarquía urbana europea se basa en el tamaño demográfico; la especialización en funciones avanzadas; la accesibilidad, y la amplitud del área de influencia. De acuerdo con ello se distinguen metrópolis globales con influencia mundial y europea; grandes metrópolis europeas (Madrid y Barcelona); metrópolis potenciales (Bilbao, Valencia, Palma, Sevilla), y ciudades solo con proyección nacional, regional o local (las demás ciuda- des españolas).
■ El sistema urbano europeo comprende un núcleo principal y varios ejes urbanos de diferente dinamismo e integración urbana. Respecto al núcleo más dinámico e integrado, el Pentágono comprendido entre las ciudades de Londres, París, Milán, Múnich y Hamburgo, las ciudades españolas se encuentran en posición periférica. Las del eje mediterráneo se encuadran en el dinámico Arco Mediterráneo europeo; las de los ejes cantábrico y gallego, en el área estancada del Arco Atlántico o «finisterres»; las del interior peninsular en la desarticulada Diagonal Continental, aunque algunas podrían vincularse a la emergente Diagonal Europea; y las del sur peninsular, en los «sures» o periferia urbana europea. Por tanto, en conjunto, las ciudades españolas ocupan una posición periférica en el territorio europeo. Para aminorar este problema, se potencian las infraestructuras de conexión a los ejes urbanos europeos y la cooperación entre las ciudades comunitarias.
4.3. La integración en el sistema urbano mundial
La incorporación de España al proceso de globalización ha supuesto también la integración de sus ciudades en la jerarquía y en el sistema urbanoglobal.
■ La jerarquía urbana global se basa en la proyección exterior de las ciudades: política (sedes de organismos internacionales, embajadas, celebración de conferencias y eventos políticos); económica (presencia de empresas multinacionales, intercambios comerciales y financieros); humana (recepción de inmigrantes, estudiantes y centros de estudios internacionales); en información (agencias de noticias internacionales, presencia de Internet); y cultural (museos, turistas internacionales, organización de eventos deportivos, musicales, artísticos). De acuerdo con ello, se distinguen metrópolis globales con proyección mundial; metrópolis nacionales, que conectan los sistemas urbanos nacionales con el global; y ciuda-des sin proyección internacional.
■ El sistema urbano mundial solo incluye claramente a Madrid comonodo de conexión con las grandes ciudades globales; y en menor medida a Barcelona. El resto de las ciudades desempeñan un papel esencialmente interno, en relación con su región y, en algunos casos, con Europa.Para ganar proyección internacional, las ciudades deben ofrecer accesibilidad (transportes y comunicaciones); equipamientos y servicios; entorno empresarial y laboral favorable; relaciones institucionales; y medioambiente de calidad. Estas exigencias, que hasta hace poco solo podíancumplir las grandes metrópolis, pueden estar también al alcance de lasciudades medianas si cooperan entre sí para dotarse de atractivos conjuntos que les permitan competir con las grandes metrópolis